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lunes, 16 de enero de 2012

El pobre sapo

Una vez el rey de la selva hizo una reunión con todos los animales para nombrar a su sucesor. "Debe ser alguien sabio y prudente", anuncio. "Croac-Croac", dijo la rana pegando saltos de alegría, "esa soy yo". El rey hizo como que no había oido nada y prosiguio. "Ha de tener autoridad y ser respetada por todos", "Croac-Croac, esa soy yo", insisto la vanidosa rana. El león sacudió su melena antes de continuar: "Deberá saber escuchar a unos y otros antes de tomar una decisión importante". "Croac-Croac", volvió a interrumpir la rana, "esa soy yo".

El rey de la selva, que ya estaba hasta los bigotes de tanta interrupción, dijo con gesto fiero: "Cualquiera de ustedes, si reúne estas condiciones, pode ser mi sucesor". La rana iba a lanzar su impertinente "croac-croac", pero esta vez el rey se adelanto: "¡Cualquiera, menos un animal que esta aquí, entre nosotros, que pega saltos, tiene los ojos saltones y croa! ¡Ese animal nunca podrá, bajo ningún concepto, sucederme! La rana miro a un lado y a otro antes de echarse a reír, dio una voltereta, y ante el asombro de todos los presentes, exclamo: "¡Que mala suerte tienes amigo sapo!".

Carlos Puerto - La mirada